¿Qué actividades se pueden hacer en la huerta con los niños?

Huerta Escolar: Objetivos, Actividades y Semillas

02/08/2024

Las huertas escolares son mucho más que un simple espacio verde en el patio del colegio; son laboratorios vivos, aulas al aire libre y centros de aprendizaje experiencial que ofrecen una riqueza inigualable para el desarrollo de los niños. Implementar un proyecto de huerta en la escuela abre un abanico de oportunidades educativas que trascienden las materias tradicionales, conectando a los estudiantes con la naturaleza, la alimentación saludable y los ciclos de la vida de una manera directa y significativa.

¿Cuáles son los objetivos de un proyecto de huerta escolar?
Promover el bienestar psicológico de los y las participantes. Aumentar el sentimiento de conexión entre los/as participantes y la naturaleza. Desarrollar hábitos respetuosos con el medio ambiente en los/as participantes y el centro educativo. Incrementar la presencia de elementos naturales en el centro educativo.
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¿Cuáles son los objetivos de un proyecto de huerta escolar?

Los objetivos de una huerta escolar son variados y abarcan múltiples dimensiones del desarrollo infantil y educativo. No se limitan únicamente al cultivo de alimentos, sino que buscan impactar positivamente en áreas cognitivas, sociales, emocionales y físicas. Algunos de los propósitos fundamentales incluyen:

  • Fomentar el conocimiento y respeto por la naturaleza y el medio ambiente: Los niños aprenden de dónde vienen los alimentos, la importancia del suelo, el agua, la luz solar y los seres vivos (insectos, lombrices) en un ecosistema. Desarrollan una conciencia ambiental y un aprecio por los recursos naturales.
  • Promover hábitos de alimentación saludable: Al cultivar sus propios vegetales y frutas, los estudiantes se familiarizan con alimentos frescos y nutritivos, lo que puede motivarlos a probarlos y adoptar dietas más equilibradas.
  • Desarrollar el sentido de la responsabilidad y el trabajo en equipo: Cuidar de un ser vivo requiere constancia y dedicación. Los niños aprenden a ser responsables de sus tareas (regar, desmalezar) y a colaborar con sus compañeros para el bien común del proyecto.
  • Comprender los ciclos de la vida: Desde la siembra de una pequeña semilla hasta la cosecha, los estudiantes observan y experimentan directamente el proceso de crecimiento, floración y fructificación.
  • Adquirir habilidades prácticas: Aprenden técnicas básicas de jardinería como preparar la tierra, sembrar, trasplantar, regar, desmalezar y cosechar.
  • Estimular la paciencia y la observación: El crecimiento de las plantas lleva tiempo y requiere observación constante para identificar necesidades o problemas. Esto enseña a los niños a ser pacientes y a prestar atención a los detalles.
  • Conectar con diversas áreas del currículo: La huerta es un excelente punto de partida para integrar materias como ciencias naturales (botánica, ecología, entomología), matemáticas (medir parcelas, contar semillas, calcular tiempos), lengua (escribir diarios de la huerta, investigar plantas), arte (dibujar plantas, diseñar el espacio) e incluso historia o geografía (origen de los cultivos).
  • Mejorar el bienestar físico y emocional: Trabajar al aire libre, en contacto con la tierra, puede ser relajante y reducir el estrés. La actividad física involucrada en las tareas de la huerta también contribuye a un estilo de vida más activo.

¿Qué actividades se pueden hacer en la huerta con los niños?

La huerta escolar es un escenario dinámico repleto de actividades que involucran a los niños de manera activa y lúdica. Las tareas varían según la estación del año y el estado de los cultivos, pero todas ofrecen valiosas oportunidades de aprendizaje:

  • Preparación del terreno: Remover la tierra, airearla, añadir compost o abono orgánico.
  • Planificación y diseño: Decidir qué plantar, dónde, cómo distribuir el espacio, crear carteles para identificar las plantas.
  • Siembra: Plantar semillas o trasplantar plántulas. Es un momento mágico para los niños ver la promesa de vida en una pequeña semilla o un brote tierno.
  • Cuidado de los cultivos: Regar regularmente, desmalezar para evitar la competencia por nutrientes, entutorar plantas que lo necesiten (como tomates o guisantes).
  • Observación: Identificar insectos (beneficiosos y perjudiciales), observar el crecimiento de las plantas, notar cambios.
  • Cosecha: Recoger los frutos del trabajo, una de las actividades más gratificantes.
  • Compostaje: Aprender a reciclar restos orgánicos para crear abono natural.
  • Registro y documentación: Llevar un diario de la huerta, tomar fotos, medir el crecimiento de las plantas.

La Fascinante Actividad de Recolectar y Guardar Semillas

Una de las actividades más enriquecedoras y que conecta directamente con la idea de sostenibilidad es la recolección y guarda de semillas. Permite a los niños cerrar el ciclo de vida de las plantas y entender cómo la naturaleza asegura su continuidad. Además, es una forma práctica de ahorrar recursos y mantener variedades vegetales.

Si queremos empezar a cultivar un huerto o expandir el que ya tenemos sin comprar nuevas semillas, podemos empezar a recolectarlas directamente de las hortalizas que consumimos o cultivamos. Este proceso es sencillo y fascinante para los niños.

Pasos para la Recolección y Guarda de Semillas:

Como se mencionó anteriormente, el proceso requiere cuidado y atención a los detalles:

  1. Selección de la Hortaliza: Elige hortalizas maduras y sanas. Para la recolección de semillas, a menudo es mejor dejar que el fruto madure un poco más de lo que lo harías para comerlo.
  2. Extracción de las Semillas: Tendremos que separar las semillas de la pulpa o la estructura que las contiene. Por ejemplo, en un tomate o pimiento, se abren y se extraen las semillas con cuidado. En legumbres como habas o guisantes, se sacan de la vaina.
  3. Limpieza: Una vez extraídas, lava cuidadosamente las semillas para eliminar cualquier resto de pulpa, jugo o tejido vegetal. Esto es crucial para prevenir enfermedades y moho durante el almacenamiento. Utiliza un colador fino y agua.
  4. Secado: Deja secar las semillas completamente. Extiéndelas en una sola capa sobre papel de cocina, papel de periódico o una bandeja. Colócalas en un lugar seco, aireado y fuera de la luz solar directa. Es vital que estén completamente secas antes de guardarlas; la humedad es el peor enemigo del almacenamiento de semillas. Este proceso puede tardar varios días dependiendo del tipo de semilla y la humedad ambiental.
  5. Almacenamiento: Una vez secas, las almacenamos en un tarro hermético de cristal o en sobres de papel bien cerrados. El objetivo es protegerlas de la humedad, la luz y los insectos. Es recomendable guardar los recipientes en un lugar fresco, oscuro y seco (como una despensa o armario).
  6. Etiquetado: ¡No olvides etiquetar! Es fundamental anotar el tipo de semilla y la fecha de recolección. Esto ayuda a saber qué tienes y cuánto tiempo llevan almacenadas.

Muchas semillas duran durante varios años si se almacenan correctamente, manteniendo su capacidad de germinación.

Hortalizas Comunes para Recolectar Semillas:

Algunas de las hortalizas cuyas semillas podéis recolectar fácilmente en la huerta escolar o en casa son:

  • Pepino
  • Calabacín
  • Berenjena
  • Habas
  • Guisantes
  • Tomates
  • Pimientos
  • Melón
  • Calabaza

¡No olvidéis retirar la pulpa! Como se mencionó, la pulpa restante puede causar moho y arruinar las semillas durante el almacenamiento.

Esta actividad no solo proporciona semillas gratuitas para futuras siembras, sino que también enseña a los niños sobre la biología de las plantas, la importancia de la preservación y el valor de reutilizar y reciclar en la naturaleza.

Beneficios Adicionales de la Huerta Escolar

Más allá de los objetivos y actividades principales, una huerta escolar aporta beneficios menos obvios pero igualmente importantes:

  • Desarrollo sensorial: Los niños experimentan diferentes texturas (tierra, hojas, semillas), olores (tierra húmeda, hierbas aromáticas, flores), sabores (frutos recién cogidos) y sonidos (insectos, viento).
  • Fomento de la curiosidad: La huerta está llena de incógnitas y descubrimientos constantes que invitan a preguntar, investigar y aprender.
  • Mejora de la motricidad fina y gruesa: Tareas como sembrar pequeñas semillas, desmalezar o mover tierra implican el uso de diferentes habilidades motoras.
  • Conexión con la comunidad: La huerta puede ser un punto de encuentro para padres, abuelos y voluntarios que compartan sus conocimientos y ayuden en el proyecto.
  • Celebración de la cosecha: Organizar eventos para compartir la cosecha fortalece el sentido de comunidad y recompensa el esfuerzo invertido.

Preguntas Frecuentes sobre Huertas Escolares

Es común tener dudas al iniciar un proyecto de huerta escolar. Aquí respondemos algunas preguntas frecuentes:

¿Qué necesito para empezar una huerta escolar?
Necesitarás un espacio adecuado (con suficiente luz solar), acceso a agua, herramientas básicas (palas pequeñas, rastrillos, regaderas), tierra fértil o sustrato, semillas o plántulas y, lo más importante, entusiasmo y un plan de trabajo con los estudiantes.

¿Cuáles son los objetivos de un proyecto de huerta escolar?
Promover el bienestar psicológico de los y las participantes. Aumentar el sentimiento de conexión entre los/as participantes y la naturaleza. Desarrollar hábitos respetuosos con el medio ambiente en los/as participantes y el centro educativo. Incrementar la presencia de elementos naturales en el centro educativo.

¿Cuánto espacio se necesita?
No se necesita un gran terreno. Se puede empezar con unas pocas mesas de cultivo, macetas grandes o incluso un pequeño rincón en el patio. Lo importante es que el espacio reciba varias horas de sol al día.

¿Qué plantar primero?
Para empezar, es recomendable elegir cultivos fáciles y de crecimiento relativamente rápido para mantener el interés de los niños. Algunas opciones son lechugas, rábanos, espinacas, guisantes, judías o hierbas aromáticas como la menta o el perejil. También son buenas opciones las plantas que dan frutos que se puedan cosechar varias veces, como los tomates cherry.

¿Cómo involucrar a los padres o la comunidad?
Invita a las familias a participar en jornadas de trabajo en la huerta, a donar materiales o herramientas, o a compartir sus conocimientos de jardinería. La huerta puede ser un proyecto que una a toda la comunidad educativa.

¿Qué pasa con la huerta durante las vacaciones?
Es un desafío común. Se pueden organizar turnos de riego y cuidado entre el personal que se quede en la escuela, familias voluntarias o buscar soluciones de riego automático si el presupuesto lo permite. Planificar cultivos que maduren antes o después de los periodos vacacionales también ayuda.

¿Son seguras las actividades para los niños?
Sí, siempre que se sigan unas normas básicas de seguridad. Usar herramientas adecuadas al tamaño de los niños, enseñarles a manipularlas correctamente, usar guantes si es necesario y supervisar las actividades. Evitar el uso de pesticidas o herbicidas químicos, optando siempre por métodos orgánicos.

En conclusión, la huerta escolar es una herramienta pedagógica poderosa que ofrece innumerables beneficios. Es un espacio donde el aprendizaje se vuelve práctico, divertido y memorable, conectando a los niños con los procesos naturales y enseñándoles lecciones valiosas sobre la vida, la responsabilidad y el cuidado de nuestro planeta.

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