18/09/2024
La educación superior desempeña un papel fundamental en la formación de ciudadanos competentes, no solo para el ámbito laboral, sino también para la vida en sociedad. En este contexto, la figura del docente adquiere una relevancia insustituible. No se trata únicamente de transmitir conocimientos técnicos o disciplinarios, sino también de ser un agente activo en la formación integral de los estudiantes, influyendo en su desarrollo humano, ético y social. La universidad, como espacio de aprendizaje ampliado, tiene la responsabilidad de egresar profesionales con un profundo sentido de responsabilidad, honestidad, solidaridad y justicia. Lograr esta meta depende, en gran medida, de la calidad y el compromiso del cuerpo docente, quienes con su ejemplo y práctica cotidiana, modelan las actitudes y valores de las futuras generaciones.

La importancia de los valores en la práctica docente ha sido ampliamente reconocida. Los valores no son meras preferencias abstractas, sino que actúan como guías poderosas que orientan el comportamiento humano en las situaciones concretas de la vida. Son los ideales a partir de los cuales se regula el comportamiento considerado socialmente preferible. Por lo tanto, investigar y comprender los valores que guían a los docentes es crucial para mejorar la calidad educativa y asegurar que la formación impartida esté alineada con las necesidades de una sociedad en constante cambio. Asimismo, las competencias, entendidas como la habilidad y capacidad para resolver problemas propios del trabajo, son esenciales para el desempeño profesional. Integrar valores y competencias es el camino hacia una docencia que no solo instruye, sino que verdaderamente educa.
El Rol Trascendental del Profesorado en la Formación Integral
El profesorado universitario ostenta un liderazgo académico central. Son los responsables de la formación de futuros profesionales, de la creación de conocimiento e innovación, y de la transmisión de valores y actitudes que beneficien a amplios sectores de la sociedad. Su función va más allá del aula; son modelos a seguir, influyendo consciente o inconscientemente en la personalidad de sus alumnos a través de su palabra y su conducta. La educación humanista y el desarrollo del pensamiento crítico son aspectos que deben ir de la mano con el dominio técnico de la materia. Una formación que potencie la madurez personal y la capacidad de compromiso social y ético es indispensable en la actualidad.
Reconocer que la universidad es un espacio de aprendizaje no solo profesional y cultural, sino también humano, ético y moral, subraya la necesidad de que los docentes encarnen y promuevan ciertos principios. La ética profesional que debe emanar de la universidad se fundamenta en la conciencia del bien social que la profesión debe procurar. Actuar éticamente conduce a un sentido de realización humana y felicidad profesional. Por ello, la reflexión sobre el modelo antropológico y ético que subyace a la práctica educativa es fundamental para introducir cambios significativos en el sistema educativo.
Valores y Competencias: Pilares de la Docencia
¿Qué entendemos por valores y competencias en el contexto de la enseñanza? Los valores son convicciones profundas que orientan el comportamiento. Son la fuerza que moldea la identidad del docente y penetra sus prácticas cotidianas. No se poseen al cien por ciento de forma innata, sino que se desarrollan y cambian a lo largo de la vida. Los docentes que inspiran son aquellos que viven sus valores de manera personal y auténtica, incorporándolos a su identidad más profunda. Inspirar no es dar un producto terminado, sino sembrar direcciones, abrir caminos y provocar una movilización interior.
Por otro lado, las competencias se definen como la habilidad o capacidad para resolver los problemas inherentes al trabajo docente. Son aprendizajes complejos adquiridos en contexto, que se manifiestan en desempeños concretos y son evaluables. Las competencias son transversales y requieren un compromiso con el aprendizaje a lo largo de toda la vida. En la docencia, esto implica no solo el dominio de la materia, sino también habilidades pedagógicas, éticas, sociales y afectivo-emocionales.
La interacción entre los valores y las actitudes del profesorado en su relación cotidiana con los alumnos es crucial. La pasión por enseñar lleva a los docentes a ir más allá de las exigencias burocráticas, buscando una responsabilidad profesional que impacte positivamente la vida de sus estudiantes.
Un Vistazo a la Percepción Docente: Hallazgos Clave
Para comprender mejor qué principios priorizan los propios docentes, se llevó a cabo un estudio en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), México. Este estudio, de carácter descriptivo, encuestó a 135 profesores de posgrado para identificar y jerarquizar los valores, rasgos y competencias que consideran más importantes para el ejercicio de la docencia en ese nivel. La metodología combinó técnicas cualitativas y cuantitativas, analizando las respuestas abiertas sobre los cinco rasgos más significativos de un buen docente y los cinco valores más importantes.
Los resultados de este estudio ofrecen una perspectiva valiosa sobre la autopercepción del profesorado respecto a los elementos esenciales de su labor. Si bien los valores y las competencias son interdependientes, el estudio los abordó por separado para comprender mejor la jerarquía que los docentes les asignan.
Valores Más Importantes para el Docente de Posgrado
El estudio identificó un total de 14 valores, pero algunos destacaron significativamente sobre otros en la percepción de los docentes. La jerarquía general reveló una clara prioridad por ciertos principios éticos y profesionales.
Los tres valores más importantes para el ejercicio de la docencia, según la muestra general del profesorado encuestado, fueron:
- Integridad
- Profesionalismo
- Respeto
Estos tres valores constituyeron un porcentaje muy alto de las respuestas principales. Les siguieron en importancia ser competente en la materia y la solidaridad. Es interesante observar que estos valores reflejan tanto la dimensión ética personal (integridad, respeto) como la dimensión del desempeño profesional (profesionalismo, competencia en la materia) y la dimensión social (solidaridad).
Por otro lado, el estudio también identificó los valores menos priorizados por los docentes. Entre ellos se encontraron la congruencia, ser demócrata, la colaboración, la humildad y la prudencia. La baja valoración de ser demócrata y la colaboración resultó particularmente llamativa en las conclusiones del estudio, dado que son principios fundamentales para la convivencia y el trabajo en equipo en una sociedad moderna y plural. Esto sugiere una posible área de oportunidad para la reflexión y formación docente.
Aunque se analizaron las respuestas por área de conocimiento, las pruebas estadísticas no encontraron una asociación significativa entre los valores priorizados y las áreas disciplinares de los docentes. Esto podría interpretarse en el sentido de que ciertos valores éticos y profesionales son considerados universales para la docencia, independientemente de la especialidad.
Tabla de Valores Docentes (Resultados Generales)
| Posición | Valor | % de Muestra |
|---|---|---|
| 1 | Integridad | Alto |
| 2 | Profesionalismo | Alto |
| 3 | Respeto | Alto |
| 4 | Competente en la materia | Moderado |
| 5 | Solidaridad | Moderado |
| ... | ... | ... |
| Bajos | Congruencia | Bajo |
| Bajos | Demócrata | Muy bajo |
| Bajos | Colaboración | Muy bajo |
| Bajos | Humildad | Muy bajo |
| Bajos | Prudencia | Muy bajo |
(Nota: Los porcentajes específicos para cada valor individual no se detallan en la fuente para todos, pero la jerarquía sí. Se indica 'Alto', 'Moderado' o 'Bajo' basado en la descripción general y los tres primeros valores que constituyen el 79.17% del total de respuestas principales).
Competencias Esenciales para el Ejercicio Docente
Además de los valores, el estudio exploró los rasgos y competencias que los docentes consideran definitorios de un buen profesional. Las respuestas se agruparon en categorías de competencias: cognitivas, técnicas, afectivo-emocionales, éticas y sociales.
En la clasificación general, las competencias más valoradas fueron las cognitivas y las éticas. Esto sugiere que los docentes priorizan el dominio del conocimiento y los principios morales en su práctica. Les siguieron las competencias técnicas y afectivo-emocionales. Sin embargo, las competencias menos valoradas, con una marcada distancia respecto a las demás, fueron las sociales.
Dentro de las competencias sociales, los rasgos menos priorizados incluyeron el compañerismo y las relaciones, la comunicación y el interés genuino en la formación integral de los alumnos más allá de lo académico. Este hallazgo es crítico, ya que la habilidad para interactuar, colaborar y mostrar empatía son cada vez más necesarias en el entorno educativo y social.
Los rasgos específicos más valorados dentro de las competencias generales fueron:
- Habilidades didácticas (Técnica)
- Actualización (Cognitiva)
- Responsabilidad (Ética)
- Conocimiento (Cognitiva)
- Formación profesional (Cognitiva)
Estos rasgos reflejan la importancia que los docentes otorgan a su capacidad para enseñar eficazmente (didáctica), mantenerse al día en su campo (actualización, conocimiento, formación) y cumplir con sus obligaciones (responsabilidad).
A diferencia de los valores, el estudio sí encontró que las competencias reportadas por los participantes estaban relacionadas con las áreas de conocimiento. Esto es coherente con la idea de que las demandas y el enfoque de la docencia pueden variar ligeramente entre distintas disciplinas, llevando a los profesores a priorizar competencias que son más relevantes para su campo específico.
Tabla de Competencias Docentes (Resultados Generales por Categoría)
| Posición | Categoría de Competencia | % de Muestra |
|---|---|---|
| 1 | Cognitivas | 28.6% |
| 2 | Éticas | 24.2% |
| 3 | Técnicas | 22.6% |
| 4 | Afectivo-Emocionales | 16.8% |
| 5 | Sociales | 7.8% |
Reflexión y el Futuro de la Formación Docente
Los resultados de este estudio invitan a una reflexión profunda sobre el perfil del docente de posgrado y, por extensión, de la educación superior en general. Si bien se valoran altamente la integridad, el profesionalismo y el dominio del conocimiento, existe una clara subvaloración de las competencias sociales y algunos valores fundamentales para la vida democrática y colaborativa.
En un mundo interconectado y complejo, la capacidad de trabajar en equipo, comunicarse eficazmente y mostrar empatía son tan cruciales como el conocimiento técnico. La formación integral del estudiante, que es un objetivo primordial de la universidad, requiere que los docentes no solo sean expertos en su disciplina, sino también modelos de ciudadanía y colaboración.
La formación docente debe ir más allá de la actualización disciplinar y pedagógica. Es indispensable incluir espacios para la reflexión colectiva sobre los valores y competencias sociales. Los docentes deben ser conscientes de que, lo quieran o no, transmiten valores con su palabra y su conducta. Por lo tanto, cultivar conscientemente valores como la colaboración, la humildad y ser demócrata en su propia práctica es vital.
La pasión por enseñar, como se menciona en la literatura, implica una responsabilidad profesional que excede el cumplimiento de los requisitos formales. Implica un compromiso constante con el propio desarrollo, no solo en conocimientos y habilidades, sino también en el carácter moral y ético. La integridad reflexiva y la educación humanista pueden decaer si no se cultivan activamente, ya que la enseñanza puede volverse una rutina. Por ello, la pregunta sobre qué valores y competencias son congruentes con los tiempos actuales debe ser recurrente para cada docente.
En última instancia, potenciar un equilibrio entre el dominio disciplinar, las habilidades pedagógicas, los valores éticos y las competencias sociales es fundamental para asegurar que la educación superior cumpla su cometido: formar ciudadanos competentes para el trabajo y, sobre todo, para la vida social.
Preguntas Frecuentes sobre los Principios Docentes
¿Cuáles son los valores más importantes que debe tener un docente según el estudio?
Según el estudio realizado en la UABC, los valores más importantes identificados por los docentes de posgrado son la integridad, el profesionalismo y el respeto.
¿Qué competencias son las más valoradas por los profesores?
Las competencias más valoradas en general son las cognitivas (relacionadas con el conocimiento y la actualización) y las éticas (como la responsabilidad).
¿Qué tipo de competencias se valoran menos?
Las competencias sociales son las menos valoradas, incluyendo rasgos como el compañerismo, las relaciones interpersonales, la comunicación y el interés en la formación integral del alumno.
¿Por qué es importante que un docente tenga valores además de conocimientos?
Los valores actúan como guías del comportamiento y orientan la práctica docente. Un docente con valores sólidos influye positivamente en la formación ética y moral de los estudiantes, sirviendo como modelo a seguir.
¿La importancia de las competencias varía según la materia que se enseña?
Sí, el estudio sugiere que la priorización de ciertas competencias está relacionada con el área de conocimiento o disciplina del docente. Las demandas específicas de cada campo pueden influir en qué habilidades se consideran más relevantes.
¿Qué pueden hacer las universidades para fomentar los valores y competencias sociales en sus docentes?
Las universidades pueden promover programas de formación docente que incluyan la reflexión sobre valores éticos y cívicos, así como talleres y actividades orientadas al desarrollo de habilidades sociales, trabajo en equipo y comunicación efectiva.
¿Es posible aprender a ser un docente con valores y competencias sólidas?
Sí. Los valores y las competencias no son innatos, sino que se desarrollan a lo largo de la vida y la carrera profesional. La formación continua, la reflexión personal y la interacción con colegas son clave para este crecimiento.
¿Cómo influye el carácter moral del docente en los estudiantes?
El carácter moral del docente influye de manera significativa en la formación de la personalidad del estudiante. A través de su ejemplo cotidiano, el docente transmite valores y actitudes, lo que resalta la importancia de su propia integridad y compromiso ético.
Conclusión
El estudio presentado pone de manifiesto la compleja naturaleza de la labor docente en la educación superior. Si bien el dominio del conocimiento y las habilidades pedagógicas son cruciales, la dimensión ética y valoral del profesor es igualmente indispensable. Los hallazgos sobre la alta valoración de la integridad, el profesionalismo y el respeto, contrastados con la baja priorización de las competencias sociales y valores como la colaboración y ser demócrata, señalan un área crítica para la intervención y la reflexión en las instituciones educativas.
Formar profesionales competentes para el siglo XXI exige docentes que no solo dominen su disciplina, sino que también encarnen y promuevan valores éticos y cívicos fundamentales. La formación docente debe ser un proceso continuo que aborde todas estas dimensiones, fomentando un equilibrio que permita a los profesores ser verdaderos líderes académicos y modelos inspiradores para sus estudiantes, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más justa y responsable.
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