08/09/2024
En la historia de la educación argentina, pocas figuras resplandecen con la fuerza y la audacia de Juana Manso. Nacida en 1819, su nombre evocaba quietud, pero su espíritu fue todo lo contrario: una fuerza imparable que desafió las convenciones de su tiempo para sentar las bases de una enseñanza más justa, humana e innovadora. Lejos de la imagen dócil que podría sugerir su apellido, Juana Manso fue una verdadera revolucionaria pedagógica, una "molestosa" necesaria que se atrevió a imaginar y construir un futuro diferente para las aulas de Argentina y Uruguay.

Su visión trascendió la simple instrucción; buscaba transformar la sociedad a través de la educación, poniendo el foco en el bienestar integral de los estudiantes y en la igualdad de oportunidades. Sus propuestas, consideradas radicales para la época, encontraron una fuerte resistencia, pero su perseverancia dejó una huella imborrable que perdura hasta nuestros días.
Las ideas de Juana Manso sobre cómo debía ser una escuela rompieron moldes. En una época donde la separación por sexos era la norma y la disciplina a menudo se imponía mediante el dolor, ella propuso alternativas radicalmente distintas. Una de sus contribuciones más audaces fue la defensa e implementación de las aulas mixtas. En sus escuelas, niños y niñas compartían el mismo espacio de aprendizaje, algo impensable para muchos en el siglo XIX. Esta simple medida no solo reflejaba su creencia en la igualdad fundamental entre los sexos, sino que también preparaba a los estudiantes para una sociedad donde hombres y mujeres coexistirían y colaborarían.
Otro pilar de su pedagogía fue la firme oposición a la violencia en el aula. Juana Manso abogó incansablemente por la eliminación de los castigos físicos. Consideraba que el aprendizaje debía basarse en el respeto mutuo, la comprensión y el estímulo, no en el miedo. Para ella, golpear a un niño o niña era contraproducente y dañino para su desarrollo emocional e intelectual. Esta postura humanista buscaba crear un ambiente escolar seguro y propicio para el florecimiento de la curiosidad y la creatividad.
Además de humanizar la disciplina, Juana Manso entendió la importancia del bienestar físico y emocional de los estudiantes. Fue una promotora del fomento del juego y el aire libre dentro de los establecimientos educativos. Reconoció que el aprendizaje no se limita al interior del aula y que el movimiento, la recreación y el contacto con la naturaleza eran esenciales para un desarrollo saludable e integral. Introducir los recreos y espacios para el juego fue otra de sus innovaciones que hoy damos por sentado, pero que en su momento representó un cambio significativo en la concepción de la jornada escolar.
Su visión laica de la educación también fue fundamental. En un contexto donde la enseñanza religiosa era omnipresente y obligatoria, Juana Manso fundó escuelas laicas. Esto significaba que la enseñanza se basaba en principios universales del conocimiento y la ética, separada de dogmas religiosos específicos. Aunque no excluía el estudio de las religiones como fenómeno cultural, la participación en clases de religión no era obligatoria. Esta apertura buscaba respetar la diversidad de creencias y garantizar una educación accesible para todos, independientemente de su fe.
Pero el impacto de Juana Manso no se limitó a la estructura y el ambiente del aula. También contribuyó directamente a los contenidos educativos. Se le atribuye la autoría del primer texto escolar de historia argentina, una herramienta crucial para la construcción de una identidad nacional basada en el conocimiento del pasado. Su capacidad intelectual y su compromiso con la difusión del saber la llevaron a fundar la primera biblioteca popular en el interior del país, democratizando el acceso a la lectura y la cultura en una época donde los libros eran un privilegio de pocos.
Su pluma fue multifacética: escribió poesía, literatura (incluyendo una novela que criticaba la hipocresía social), fue traductora de varios idiomas y fundó su propio periódico. A través de todas estas vías, Juana Manso difundió sus ideas progresistas no solo en educación, sino también en otros ámbitos sociales.
La audacia de sus propuestas y su espíritu independiente le valieron la enemistad de muchos. El mismo Eduardo Galeano la describió como una "molestosa", y la historia confirma que Juana Manso nunca fue mansa. Se atrevió a divorciarse en una época donde tal cosa era prácticamente inexistente y socialmente inaceptable. Los diarios de Buenos Aires se deleitaban insultándola públicamente. Tras su muerte, la institución eclesiástica, con la que había chocado debido a su defensa de la educación laica y sus ideas progresistas, le negó sepultura, un acto que revela la magnitud de la resistencia que enfrentó.
Estas adversidades no la detuvieron. Su convicción en la justicia de sus ideas la impulsó a seguir adelante, dirigiendo escuelas, proponiendo políticas y utilizando cada plataforma a su alcance para defender sus principios.
La lucha de Juana Manso por una educación equitativa e inclusiva estaba intrínsecamente ligada a su defensa de los derechos de las mujeres. Fue una precursora del feminismo en Argentina, Uruguay y Brasil, entendiendo que la educación era una herramienta fundamental para la emancipación femenina. Creía firmemente en la capacidad intelectual de las mujeres y luchó para que se les reconocieran sus derechos y libertades.
Una de sus frases más visionarias resuena con fuerza: "Y llegará un día en que el código de los pueblos garantizará a la mujer los derechos de su libertad e inteligencia". Esta cita encapsula su esperanza en un futuro de igualdad plena, una meta para la que la educación de calidad, libre y accesible era indispensable.
Además, Juana Manso fue una firme defensora de la profesionalización de la docencia. Abogó por la consideración de la labor docente como una profesión científica, digna de estudio, respeto y mejora constante. Entendió que la calidad de la educación dependía en gran medida de la preparación y el estatus de quienes la impartían.
Para comprender mejor el alcance de sus reformas, consideremos algunas diferencias clave entre la educación tradicional de su época y la visión que Juana Manso promovió:
| Aspecto | Educación Tradicional (S. XIX) | Visión de Juana Manso |
|---|---|---|
| Género en el aula | Separación de niños y niñas | Aulas mixtas |
| Disciplina | Uso común de castigos físicos | Eliminación de castigos físicos |
| Actividades Físicas/Recreo | Poca o nula importancia | Fomento del juego y aire libre |
| Religión | Enseñanza religiosa obligatoria | Escuelas laicas, religión no obligatoria |
| Acceso a la cultura | Libros y bibliotecas para élites | Creación de bibliotecas populares |
| Rol del docente | A menudo visto como oficio menor | Defensa de la docencia como profesión científica |
Esta tabla simple ilustra cómo cada una de sus propuestas representó un quiebre significativo con las prácticas establecidas, buscando una educación más inclusiva, respetuosa y orientada al desarrollo integral del individuo.
Preguntas Frecuentes sobre Juana Manso y su Obra Educativa
¿Por qué se considera a Juana Manso una revolucionaria?
Se la considera revolucionaria porque desafió las normas sociales y pedagógicas de su tiempo al proponer y fundar escuelas con aulas mixtas, eliminar los castigos físicos, promover la educación laica y el juego, y defender los derechos de las mujeres y la profesionalización docente. Sus ideas estaban muy adelantadas a su época.
¿Qué significa que fundó escuelas "laicas"?
Significa que en sus escuelas la enseñanza no estaba ligada a una religión específica ni se imponían dogmas religiosos. El aprendizaje se basaba en el conocimiento universal y principios éticos generales, permitiendo la convivencia de estudiantes de diversas creencias.
¿Cuál fue el impacto de la eliminación de los castigos físicos?
Esta medida buscaba crear un ambiente escolar basado en el respeto y la confianza en lugar del miedo. Reconoció que la violencia era perjudicial para el aprendizaje y el desarrollo emocional de los niños, sentando un precedente para pedagogías más humanistas.
¿Cómo influyó en los derechos de las mujeres?
Juana Manso fue una de las primeras feministas en la región. Vio la educación como clave para la libertad e inteligencia de la mujer y luchó por su reconocimiento social y legal. Su propia vida, incluyendo su divorcio, fue un acto de desafío a las restricciones impuestas a las mujeres.
¿Por qué fue tan resistida en su tiempo?
Sus ideas progresistas y su estilo de vida independiente (divorcio, trabajo público) chocaban frontalmente con la sociedad conservadora y patriarcal del siglo XIX. Su defensa de la educación laica y mixta, en particular, generó fuerte oposición de sectores tradicionales.
¿Qué legado dejó Juana Manso en la educación actual?
Muchos de los principios que defendió son hoy pilares de la educación moderna: la coeducación (aulas mixtas), el rechazo al castigo corporal, la importancia del recreo y el juego, la educación pública y laica, y la valoración de la docencia como una profesión esencial. Su visión humanista y equitativa sigue siendo una inspiración.
En resumen, Juana Manso no solo propuso reformas educativas; encarnó una visión de la sociedad basada en la igualdad, el respeto y el potencial ilimitado del ser humano. Sus luchas por las aulas mixtas, la eliminación de la violencia, el fomento del juego, la educación laica, la profesionalización docente y los derechos de las mujeres la convierten en una figura indispensable para entender la evolución social y educativa de Argentina. A pesar de la hostilidad que enfrentó, su legado floreció, demostrando que la audacia y la convicción en los ideales justos pueden, con el tiempo, transformar el mundo. Juana Manso fue, sin duda, una de las grandes arquitectas de la educación moderna en el Río de la Plata, una mujer que se negó a ser mansa y cuya "molestia" fue, en realidad, un motor de progreso y humanización.
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