07/08/2024
El tiempo es una dimensión fundamental y, sin embargo, increíblemente abstracta. Conceptos como el pasado, el presente y el futuro son construcciones mentales esenciales que nos permiten estructurar nuestras experiencias y navegar por la vida. Mientras que para los adultos esta perspectiva temporal es dinámica y flexible, la pregunta de cuándo y cómo los niños adquieren la comprensión del tiempo es compleja y ha sido objeto de estudio tanto en el desarrollo cognitivo como en la adquisición del lenguaje.
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Comprender la idea abstracta del tiempo no es una tarea sencilla para un niño. Requiere la adquisición de diversas habilidades relacionadas, como la capacidad de entender y hablar sobre el tiempo, de distinguir entre pasado, presente y futuro, y de razonar sobre la secuencia de los eventos. Las investigaciones en este campo, sin embargo, no siempre presentan resultados consistentes, principalmente porque la comprensión del tiempo es una competencia multifacética que se apoya en diversas facultades cognitivas y lingüísticas.

La dificultad para reconciliar los hallazgos proviene, en parte, de la intrincada relación entre la cognición y el lenguaje en el desarrollo temporal. El tiempo, al ser abstracto, depende en gran medida del lenguaje como sistema simbólico para su representación conceptual. Al mismo tiempo, el tiempo es una herramienta conceptual que usamos para medir el cambio y organizar experiencias. La comprensión temporal de los niños se desarrolla en paralelo con su desarrollo cognitivo y lingüístico, y se construye a través de la interacción entre ambos.
Desentrañando Cognición y Lenguaje: Un Desafío para la Investigación
Para comprender mejor la trayectoria del desarrollo de los conceptos temporales, es necesario intentar separar y medir los componentes cognitivos y lingüísticos de forma individual. Sin embargo, existen desafíos prácticos significativos al diseñar experimentos para evaluar la cognición temporal y el lenguaje temporal por separado. Las tareas que evalúan el lenguaje temporal de los niños a menudo no pueden evitar requerir también habilidades de representación o razonamiento.
Un ejemplo claro se observa en la investigación sobre la comprensión de los niños de 'ayer' y 'mañana'. En algunas tareas, se pide a los niños que respondan preguntas sobre el estado actual de un objeto basándose en una descripción de un evento ocurrido 'ayer' o que ocurrirá 'mañana'. Para responder correctamente, el niño debe primero decodificar la temporalidad indicada por la frase lingüísticamente y luego analizar la relación temporal entre el evento referido y el presente. El rendimiento del niño en estas tareas no solo refleja su comprensión de 'ayer' y 'mañana', sino que también demuestra su habilidad de razonamiento temporal.
Curiosamente, el razonamiento temporal hacia adelante (del presente al futuro) suele ser más fácil que el razonamiento hacia atrás (del presente al pasado). Estudios que muestran a niños imágenes de eventos que cambian (como una flor creciendo o un muñeco de nieve derritiéndose) y les preguntan cómo se veía el objeto 'ayer' o cómo se verá 'mañana', han encontrado que los niños se desempeñan mejor en las preguntas que requieren razonamiento hacia adelante. Esto sugiere que el rendimiento en estas tareas está significativamente afectado por los procesos de razonamiento requeridos.
Es muy difícil eliminar por completo el razonamiento o la memoria en tareas diseñadas para medir la habilidad lingüística. Sin embargo, los investigadores pueden ser conscientes de los efectos de las demandas cognitivas e intentar minimizarlas o evaluarlas. Por ejemplo, el uso de entornos y accesorios familiares puede reducir las cargas de memoria de trabajo. También se pueden diseñar tareas para probar los efectos de las demandas cognitivas requeridas, comparando la comprensión de términos temporales cuando se incrustan en contextos que requieren razonamiento hacia adelante versus hacia atrás.
Por otro lado, debido a que los sistemas temporales son abstractos, dependemos del lenguaje para expresarlos, lo que significa que es difícil para los investigadores medir únicamente los componentes cognitivos de la comprensión temporal. Muchas tareas de razonamiento y representación temporal dependen en gran medida de la comprensión del lenguaje por parte de los niños.
Consideremos las tareas que investigan la capacidad de los niños para inferir estados actuales (físicos o mentales) basándose en eventos pasados o futuros descritos en historias. Estas historias suelen ser verbalmente extensas y requieren una buena comprensión del lenguaje y habilidades de memoria para retener toda la información relevante. Más importante aún, la comprensión de las expresiones temporales en la historia (como 'ayer' o 'mañana', o el uso de tiempos verbales pasados o futuros) es clave para el éxito. Si los niños no entienden el significado de estos adverbios o no logran procesar la información temporal en las formas verbales, es probable que se desempeñen mal, y su bajo rendimiento podría deberse a una comprensión incorrecta de las expresiones temporales más que a una incapacidad para realizar el razonamiento temporal en sí mismo.
Para minimizar las demandas lingüísticas al estudiar el razonamiento temporal, la investigación futura podría hacer un mejor uso de imágenes, accesorios y demostraciones en vivo o en video. Los cambios visibles de los objetos a lo largo del tiempo (plantas creciendo, agentes moviéndose) pueden ilustrarse visualmente junto con descripciones lingüísticas, proporcionando a los niños alternativas para resolver los componentes cognitivos solicitados por las tareas y reduciendo las demandas de lenguaje y memoria.
Diversos Aspectos del Juicio Temporal en la Infancia
La investigación sobre los juicios temporales de los niños ha explorado principalmente tres aspectos distintos, cada uno con diferentes complejidades cognitivas:
- Juicios sobre el estado pasado-futuro: Esta es una distinción categórica básica entre lo que ya sucedió y lo que aún no ha sucedido.
- Juicios sobre la distancia de eventos pasados/futuros con respecto al presente: Estos juicios son tanto categóricos como continuos y requieren procesos cognitivos más complejos, como recuperar la memoria del tiempo exacto del evento, representar marcos temporales convencionales y comparar el tiempo del evento con el presente dentro de ese marco mental.
- Colocación de eventos a lo largo de una línea de tiempo: Estas tareas a menudo utilizan representaciones espaciales del tiempo (líneas horizontales, sagitales, etc.) y requieren que los niños mapeen conceptos temporales abstractos a representaciones espaciales concretas.
Los juicios sobre la distancia pasado/futuro son generalmente difíciles para los niños. Dependiendo de la tarea, pueden requerir flexibilidad cognitiva o control inhibitorio. Por ejemplo, preguntar a un niño cuál de dos eventos cíclicos (como Navidad y su cumpleaños) ocurrió hace más tiempo en el pasado, puede ser ambiguo. Ambos eventos sucedieron en el pasado y volverán a suceder en el futuro. Para responder correctamente, los niños a menudo tienen que inhibir la representación más saliente (el evento próximo) y cambiar a pensar en la distancia del evento pasado.
La investigación sobre el razonamiento temporal también ha utilizado una variedad de estímulos y métodos. Un área importante es la secuenciación, donde se pide a los niños que ordenen imágenes de un evento en su orden temporal correcto. Esta habilidad requiere representación de eventos, comprensión de la secuencia y memoria. La complejidad de la secuenciación puede variar según el tipo de evento (familiar vs. desconocido, causal vs. arbitrario) y la dirección (hacia adelante vs. hacia atrás).
Otra línea de investigación se centra en el razonamiento de los niños sobre cambios causales temporales, lo que requiere habilidades cognitivas más allá de la representación y secuenciación de eventos. Aquí se investiga la comprensión del tiempo como una serie de cambios, específicamente la comprensión de la vía causal del pasado al presente y la vía no causal del futuro al presente. Preguntas explícitas sobre el efecto de un evento pasado o futuro en el presente (por ejemplo, si alguien que tuvo una fiesta ayer puede saber todos los regalos que recibió) exploran esta comprensión.
Estas diversas tareas difieren en la complejidad del contexto y, por lo tanto, requieren diferentes niveles de otras habilidades cognitivas, como la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva, la inhibición y el razonamiento causal, para trabajar junto con las habilidades de razonamiento temporal. Esta interacción de múltiples factores es probablemente una de las razones por las que los resultados varían incluso dentro de los estudios de razonamiento temporal.
Implicaciones y Direcciones Futuras
La investigación psicolingüística ha contribuido mucho a nuestra comprensión de cómo los niños adquieren marcadores temporales en el lenguaje, pero no ha explicado completamente los cambios conceptuales impulsados o provocados por el desarrollo del lenguaje. Los investigadores que se centran en la representación y el razonamiento temporal a menudo utilizan tareas que dependen en gran medida de otras habilidades y conocimientos cognitivos (memoria, flexibilidad cognitiva, conocimiento de eventos anuales, etc.).
Para comprender mejor el desarrollo, sería útil definir un estado maduro de los conceptos temporales. McCormack (2015) propuso tres propiedades clave de un concepto maduro del tiempo:
- El tiempo es lineal y unidireccional. No se repite y no se puede volver a visitar.
- El tiempo se representa como unificado, conectado por relaciones de antes/después. Cada punto en el tiempo está sistemáticamente relacionado con todos los demás puntos.
- Los adultos pueden pensar en el tiempo independientemente de los eventos, es decir, pueden pensar en puntos temporales sin referencia a eventos que hayan ocurrido o vayan a ocurrir.
Para capturar los conceptos temporales emergentes, los estudios centrados en el lenguaje o los procesos cognitivos deben adoptar tareas que minimicen las demandas cognitivas de memoria, inferencia e inhibición. Por ejemplo, en lugar de usar viñetas descritas verbalmente en tareas de comprensión del lenguaje temporal, las demostraciones directas de escenarios con accesorios amigables para niños podrían reducir la carga cognitiva y mantener a los niños comprometidos. El uso de acciones familiares (como atarse los zapatos) para evaluar la comprensión del lenguaje temporal ha demostrado ser efectivo para minimizar las demandas de memoria y representación.
Una vez que el punto de partida inicial para la conceptualización temporal esté claro, los investigadores pueden explorar el desarrollo de un razonamiento temporal más avanzado aumentando gradualmente la complejidad de la tarea, por ejemplo, incluyendo más factores temporales y razonamiento inferencial.
Se necesitan múltiples perspectivas y varios métodos para construir una imagen completa del desarrollo conceptual con respecto al tiempo. La investigación futura podría prestar más atención a los contextos en los que emergen los términos temporales o se introducen nuevos términos/conceptos temporales a los niños pequeños. Las conversaciones diarias entre padres e hijos sobre eventos, o las discusiones entre maestros y niños sobre horarios y planes en entornos escolares, son contextos ricos para el aprendizaje. Investigaciones sobre la conversación entre padres e hijos sobre el pasado y el futuro sugieren que las referencias maternas al tiempo contribuyen a la comprensión y el uso de términos temporales por parte de los niños.
Se necesita más investigación para comparar e integrar los hallazgos de las investigaciones sobre la producción y comprensión del lenguaje temporal por parte de los niños. Este enfoque, que compara el rendimiento en tareas experimentales de comprensión con los datos de producción, puede ayudar a dilucidar la construcción de conceptos temporales. Idealmente, la investigación futura debería considerar el uso de diseños intra-sujetos para estudiar la comprensión y producción del lenguaje temporal de los niños.
Preguntas Frecuentes sobre la Comprensión Temporal en Niños
Aquí abordamos algunas preguntas comunes basándonos en los desafíos y hallazgos de la investigación:
| Pregunta | Respuesta Basada en Investigación |
|---|---|
| ¿A qué edad un niño entiende 'ayer' y 'mañana'? | La comprensión de 'ayer' y 'mañana' es compleja y se desarrolla gradualmente. Las tareas que requieren razonamiento temporal (especialmente hacia atrás) pueden ser difíciles para niños de 3 a 5 años, indicando que la comprensión plena puede tardar en consolidarse y está ligada a habilidades de razonamiento. |
| ¿Es más fácil para los niños entender el futuro que el pasado? | Generalmente, sí. Las investigaciones sugieren que el razonamiento temporal hacia adelante (del presente al futuro) es a menudo más fácil para los niños que el razonamiento hacia atrás (del presente al pasado). |
| ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a entender el tiempo? | Utilice eventos familiares y rutinas diarias para hablar sobre el tiempo ('Después de comer, jugaremos', 'Ayer fuimos al parque'). Use lenguaje temporal de manera clara y consistente. Las demostraciones visuales y los accesorios pueden ser útiles. |
| ¿Por qué es difícil medir la comprensión del tiempo en niños? | Es difícil separar la comprensión del lenguaje temporal de las habilidades cognitivas subyacentes como el razonamiento, la memoria y la flexibilidad cognitiva. Las tareas a menudo requieren múltiples habilidades a la vez, lo que complica la interpretación de los resultados. |
| ¿La comprensión del tiempo es solo lingüística o también cognitiva? | Es una combinación de ambas. El lenguaje proporciona las herramientas simbólicas para representar el tiempo, pero la capacidad de razonar sobre secuencias, distancias y relaciones temporales es fundamentalmente cognitiva. Ambas se desarrollan e interactúan. |
En conclusión, la comprensión de los conceptos temporales por parte de los niños es un proceso fascinante y complejo que involucra una intrincada interacción entre el desarrollo cognitivo y lingüístico. Si bien la investigación ha arrojado luz sobre algunos aspectos, los desafíos metodológicos persisten en la medición precisa de estos componentes. Futuras investigaciones con diseños más controlados, la exploración de contextos naturales de aprendizaje (como la interacción padre-hijo) y el uso de múltiples métodos (incluyendo medidas en línea) son cruciales para obtener una imagen más completa de cuándo y cómo los niños llegan a dominar esta dimensión fundamental de nuestra experiencia.
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