Colegio de Ciencias del Cusco: Historia y Legado

El Colegio Nacional de Ciencias de la ciudad imperial del Cusco no es simplemente una institución educativa; es un verdadero ícono de la educación peruana, una fuente inagotable de conocimiento y sabiduría de donde han emergido innumerables peruanos ilustres que, forjados en sus aulas, han contribuido significativamente a la nación. Conocer su trascendencia despierta en quienes se acercan a su historia una profunda conciencia nacional, un sentido de identidad y un arraigado patriotismo.

La vida educativa y cultural de este prestigioso colegio se remonta a una época fundamental en la historia del Perú: el Virreinato. Fue en este periodo que la Compañía de Jesús, una congregación con un fuerte compromiso con la educación, asumió la tarea de fundar un centro de estudios que atendiera a las necesidades de la sociedad de entonces. Encabezada por el padre Juan de Frías Herrán, la congregación jesuita estableció el colegio que inicialmente fue conocido como Colegio “San Bernardo”. Su propósito principal era acoger y formar a los hijos de los conquistadores y la naciente élite criolla, asegurando así una educación formal para las generaciones venideras de la sociedad colonial.

El reconocimiento oficial de esta fundación no tardó en llegar. Mediante un Decreto emitido el 1° de Junio de 1619, se consolidó la existencia legal del Colegio San Bernardo. Un año después, el 16 de Agosto de 1620, su estatus fue elevado aún más al concedérsele el Título de “Real Colegio San Bernardo”, subrayando su importancia y el respaldo de la corona. El liderazgo inicial de esta institución recayó en el Padre Pedro de Molina, quien se convirtió en su primer Vicerrector, sentando las bases de lo que sería un centro educativo de gran influencia durante siglos.

Durante aproximadamente dos siglos, el Real Colegio San Bernardo brindó un servicio educativo de excelencia, atrayendo a los jóvenes más selectos no solo del Cusco, sino también de importantes ciudades y regiones del Virreinato, incluyendo Huamanga, Arequipa, La Paz (en lo que hoy es Bolivia) y otros pueblos tanto del Alto como del Bajo Perú. Su reputación trascendía las fronteras geográficas, consolidándose como un referente educativo para la élite de la época.

La Transición a la República y la Fusión Histórica

Con la llegada de la independencia y el inicio de la República del Perú, el Real Colegio de San Bernardo continuó funcionando, manteniendo su estructura institucional aunque en un contexto político y social radicalmente nuevo. Fue en este periodo de cambios que uno de sus ex alumnos, el General Agustín Gamarra, quien se desempeñaba como Prefecto del Cusco, jugó un papel crucial en la transformación de la institución.

La llegada del Libertador don Simón Bolívar al Cusco representó una oportunidad única. Gamarra, consciente de la necesidad de una obra educativa de mayor alcance, que no se limitara a los hijos de la nobleza española sino que también beneficiara a la nobleza indígena, se entrevistó con Bolívar. Expuso la visión de un colegio que unificara las diferentes capas sociales a través de la educación. Bolívar, receptivo a esta propuesta integradora, tomó una decisión trascendental: fusionar dos instituciones existentes.

Por un lado, estaba el Colegio “Del Sol”, una institución destinada específicamente a la educación de los hijos de caciques y nobles indígenas. Por otro lado, continuaba operando el Real Colegio “San Bernardo”, que tradicionalmente educaba a los hijos de la nobleza criolla. La fusión de estas dos instituciones, decretada por Bolívar, dio origen a una nueva entidad educativa que simbolizaba la unión y la integración de las élites de la naciente república. Así, un significativo 8 de julio de 1825, nació el “Colegio de Ciencias y Artes del Cusco”, marcando el inicio de una nueva era para la educación en la región.

Un Centro de Alto Nivel: El Colegio de Ciencias y Artes con Rango Universitario

El recién creado Colegio de Ciencias y Artes del Cusco no fue un colegio secundario convencional para su época. Su nivel académico y la amplitud de su oferta educativa le otorgaron un rango prácticamente universitario. Los alumnos tenían la particularidad de matricularse por asignaturas, lo que denotaba una flexibilidad y especialización inusuales para la época. Las evaluaciones eran rigurosas y se rendían por listas previas, ante jurados conformados por individuos de reputado conocimiento y autoridades provenientes de la ya establecida Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco. Esta conexión con la universidad garantizaba un estándar académico elevado y un reconocimiento de los estudios realizados en el colegio.

El currículo del Colegio de Ciencias y Artes era notablemente amplio y diverso, reflejando una visión educativa integral que abarcaba tanto las humanidades como las ciencias y las artes. Se dictaban asignaturas fundamentales para la formación de los futuros líderes y profesionales del país. Entre las materias que se ofrecían se encontraban Derecho Natural y de Gentes, Teología, Medicina, Altas Matemáticas, Astronomía, Gramática Castellana, y lenguas extranjeras como Inglés, Francés e Italiano. También se impartían cursos de Ontología Científica, Aritmética, Teneduría de Libros y Contabilidad, preparando a los estudiantes para diversas esferas de la vida pública y privada. Esta formación multidisciplinaria fue clave para el desarrollo intelectual de varias generaciones de peruanos.

La Cuna de Hombres Ilustres: El Legado Humano

El Colegio Nacional de Ciencias del Cusco ha sido, a lo largo de su extensa historia, una verdadera cantera de hombres ilustres que han dejado una huella imborrable en la historia del Perú. Su impacto en la sociedad peruana se manifiesta en la vasta lista de ex alumnos que destacaron en diversos campos, desde la política y la milicia hasta la literatura, la ciencia y el arte.

Ya en 1826, el General Agustín Gamarra, uno de sus hijos predilectos y artífice de su transformación republicana, se refirió al colegio en un discurso como “Ciencias glorioso, cuna de hombres que dieron lauros y brillo a esta bendita tierra”. Esta frase encapsula la esencia del legado del colegio: ser el origen de figuras que aportaron significativamente al progreso y la gloria del país.

Entre los ex alumnos que se destacaron como Precursores de la independencia y otros movimientos revolucionarios, encontramos figuras valientes y comprometidas. Hombres como Andrés Castelo, cacique de Acomayo, quien sirvió y murió por la Revolución de Túpac Amaru II; Francisco Castellanos, quien con sus escritos y proclamas apoyó el movimiento de Túpac Amaru II y fue sentenciado al destierro; y José Feyjoo, que participó activamente en la Revolución de 1814 liderada por los hermanos Angulo. Otros como Narciso Aréstegui, también literato, participó en conflictos posteriores, al igual que Francisco Villagarcía y Manuel Suárez, quienes estuvieron presentes en el combate del 2 de Mayo de 1866 y en la Guerra del Pacífico, donde Suárez entregó su vida. Ladislao Espinar participó en la Guerra con Chile de 1879, y Eduardo Astete Mendoza inmoló su vida en el Conflicto con Ecuador en 1941. Estos nombres representan el espíritu combativo y patriótico forjado en las aulas del colegio.

El Colegio de Ciencias también ha sido la forja de importantes Gobernantes que dirigieron los destinos del Perú y Bolivia. Figuras de la talla militar y política como el Mariscal Andrés Santa Cruz, el Mariscal Agustín Gamarra (quien llegó a ser Presidente del Perú en varias ocasiones), el Mariscal Ramón Castilla (uno de los presidentes más importantes del siglo XIX peruano) y el General Luis La Puente, pasaron por sus aulas antes de asumir las más altas responsabilidades de Estado. Su formación en el colegio, con su enfoque en diversas disciplinas, sin duda contribuyó a su capacidad de liderazgo.

Las Letras y las Ciencias peruanas también se vieron enriquecidas por los egresados de este glorioso colegio. Una lista impresionante de escritores, científicos e intelectuales que alcanzaron renombre nacional e incluso internacional. Figuras como Uriel García, José Gabriel Cosío, Narciso Aréstegui, Luis Nieto Miranda, Gustavo Pérez Ocampo, Ángel Avendaño, Eusebio Corazao, Humberto Luna, Fortunato L. Herrera, Antonio Lorena, Francisco Sivirichi, Luis E. Valcárcel, Oswaldo Baca Mendoza, Horacio Mayo, Humberto Vidal Unda y Atilio Sivirichi, brillaron con luz propia en sus respectivos campos, dejando un legado cultural y científico invaluable para el Perú.

La Música cusqueña y peruana también encontró en el Colegio de Ciencias un espacio para nutrir talentos. Músicos geniales cuyas composiciones y ejecuciones han perdurado en el tiempo, como Policarpo Caballero, Roberto Ojeda Campana, Leandro Alviña Miranda, Miguel Ángel Delgado, Hurtado de Mendoza, Armando Ochoa Guevara y Baltazar Zegarra, discurrieron sus años de infancia y adolescencia en sus ambientes, absorbiendo la rica tradición cultural del Cusco y plasmándola en su arte.

Incluso en el ámbito Deportivo, el colegio ha dejado una marca imborrable. El “Club Cienciano”, surgido de la institución, es un claro ejemplo. Este club no solo ha sido campeón nacional, sino que también ostenta lauros internacionales, convirtiéndose en un patrimonio deportivo no solo del colegio, sino de todo el Cusco y el Perú. Su éxito refleja el espíritu de competencia y excelencia que también se fomenta en el colegio.

La mejor manifestación de la gloria y la importancia del Colegio Nacional de Ciencias es, sin duda, este interminable listado de figuras destacadas que ha aportado a la escena nacional a lo largo de sus casi 400 años de existencia. Su servicio educativo ha sido fundamental para el desarrollo de la sociedad cusqueña, ha impulsado movimientos revolucionarios independentistas, ha contribuido a defender la soberanía nacional en las guerras pasadas y ha alegrado el espíritu cusqueñista, manteniendo viva la identidad cultural de la región.

Un Legado en Cifras y Fechas Clave

La historia del Colegio Nacional de Ciencias está marcada por momentos y fechas que definen su evolución:

El Desafío Actual: Preservar un Patrimonio en Riesgo

A lo largo de todos estos años, el glorioso Colegio Nacional de Ciencias ha atesorado un importante patrimonio histórico, material e inmaterial, que debe ser cuidadosamente preservado y cautelado como un legado invaluable de nuestros antecesores para las futuras generaciones. Sus muros, sus aulas, sus tradiciones, todo habla de una historia rica y compleja que merece ser protegida.

No obstante, y de manera irónica considerando su glorioso pasado, la realidad actual presenta un desafío significativo. La infraestructura física del Colegio Nacional de Ciencias, así como el mobiliario y demás bienes que se encuentran al servicio de la comunidad educativa, están, en su gran mayoría, deteriorados, malogrados o inutilizados. Esta situación afecta directamente la calidad de la educación que se puede brindar.

Instalaciones técnicas fundamentales para la formación práctica de los alumnos, como los talleres de mecánica y carpintería, o los laboratorios de ciencias, se encuentran en pésimas condiciones, a menudo equipados con maquinaria obsoleta que no se ajusta a las exigencias educativas modernas. Esto distorsiona y limita significativamente el proceso de aprendizaje de los alumnos, impidiéndoles desarrollar las habilidades prácticas necesarias.

Similar suerte corren otros espacios vitales para el desarrollo integral de los estudiantes, como los campos deportivos, que no cuentan con el mantenimiento adecuado, y el teatro, un espacio crucial para las actividades culturales y artísticas, que también muestra signos de abandono. Otras plantas y dependencias del colegio enfrentan problemas similares, creando un ambiente que no honra la rica historia de la institución.

Esta situación de abandono no puede ni debe ser contemplada pasivamente por los ex ciencianos, por los cusqueños y por los peruanos en general. Un patrimonio de esta magnitud, que ha dado tanto al país, merece una atención prioritaria. Lo mínimo que el Estado peruano debe hacer es contribuir de manera decidida a la recuperación del brillo de este glorioso colegio, invirtiendo en la restauración de su infraestructura y la modernización de sus equipos para que pueda seguir siendo, como lo ha sido por siglos, una verdadera cuna de hombres y mujeres ilustres para el Perú.

Preguntas Frecuentes sobre el Colegio de Ciencias del Cusco

A continuación, respondemos algunas preguntas comunes sobre la historia y características de esta emblemática institución educativa:

¿Cuándo se fundó el Colegio San Bernardo?

El Colegio San Bernardo fue reconocido mediante Decreto el 1° de Junio de 1619 y recibió el título de Real Colegio San Bernardo el 16 de Agosto de 1620.

¿Cuándo se creó el Colegio de Ciencias y Artes del Cusco?

El Colegio de Ciencias y Artes del Cusco nació el 8 de julio de 1825, como resultado de la fusión del Real Colegio San Bernardo y el Colegio Del Sol.

¿Quiénes fundaron el Colegio San Bernardo?

Fue fundado por la congregación jesuita, encabezada por el padre Juan de Frías Herrán.

¿Qué tipo de educación brindaba el Colegio de Ciencias y Artes?

Brindaba una educación de alto nivel con rango prácticamente universitario, donde los alumnos se matriculaban por asignaturas y eran evaluados rigurosamente ante jurados. Se enseñaban diversas materias como Derecho, Teología, Medicina, Matemáticas, Idiomas, etc.

¿Qué personajes ilustres estudiaron en este colegio?

De sus aulas egresaron precursores de la independencia, mariscales y generales que fueron presidentes, destacados escritores, científicos, músicos y deportistas que brillaron a nivel nacional e internacional.

¿Cuál es la situación actual de la infraestructura del colegio?

Según la información disponible, gran parte de la infraestructura, mobiliario y equipos técnicos del colegio se encuentran deteriorados, obsoletos e inutilizados, afectando el proceso educativo.

Si quieres conocer otros artículos parecidos a Colegio de Ciencias del Cusco: Historia y Legado puedes visitar la categoría Educación.