31/05/2024
Manuel Alberti, figura clave en los albores de nuestra nación, fue uno de los distinguidos hombres que conformaron la Primera Junta de Gobierno. Su participación fue única, siendo el único sacerdote entre sus miembros. Pero más allá de su rol político y eclesiástico, ¿qué formación académica poseía este prócer y qué sucedió con sus restos tras su fallecimiento?
Los Primeros Pasos: Formación y Vocación
Nacido en Buenos Aires el 28 de mayo de 1763, Manuel Alberti provenía de una familia con raíces europeas e importantes lazos en la sociedad porteña. Sus padres, Antonio Alberti Fulle y Juana Agustina Marín Pérez de Velasco, incluso donaron un solar para la construcción de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, un lugar con el que Manuel tendría una conexión particular más adelante.

Su educación formal comenzó en el prestigioso Real Colegio de San Carlos, ubicado en la Manzana de las Luces de Buenos Aires. Una vez completados sus estudios iniciales allí, Alberti se trasladó a la ciudad de Córdoba para continuar su formación superior.
Estudios Superiores en Córdoba
Fue en la Universidad de Córdoba donde Manuel Alberti profundizó sus conocimientos. Se dedicó al estudio de la teología y los cánones, disciplinas fundamentales para su futura carrera eclesiástica. Culminó brillantemente sus estudios, obteniendo el doctorado en ambas materias el 16 de julio de 1785.
Este sólido bagaje académico lo preparó para su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar al año siguiente de obtener su doctorado.
Una Vida Dedicada al Servicio Religioso
Tras su ordenación, Manuel Alberti fue destinado a la parroquia de la Inmaculada Concepción en Buenos Aires, la misma iglesia donde había sido bautizado. Este fue solo el inicio de un recorrido que lo llevaría por diversas comunidades.
Sirvió como teniente cura en la ciudad de Concepción del Uruguay por aproximadamente tres años. Posteriormente, en 1790, fue nombrado cura y vicario interino en el partido de La Magdalena. Su labor pastoral también lo llevó a dirigir la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires, donde fue reconocido por sus superiores como un eclesiástico «bien puesto, desinteresado, caritativo», destacando sus cualidades humanas y su dedicación.
Otro destino importante fue la ciudad de Maldonado, en la Banda Oriental, donde ofició un gran número de celebraciones religiosas. Su compromiso con su comunidad lo llevó a ser encarcelado durante las Invasiones Inglesas, bajo la acusación de mantener correspondencia con jefes de las tropas españolas. Fue liberado tras la derrota británica y pudo retomar sus funciones.
En 1808, regresó a Buenos Aires para asumir el cargo de párroco en la recién creada parroquia de San Benito de Palermo.
La Revolución de Mayo y la Primera Junta
La llegada de 1810 marcó un punto de inflexión en la vida de Manuel Alberti. Adhirió con convicción a los movimientos políticos que culminarían en la Revolución de Mayo. Su compromiso se manifestó en el Cabildo Abierto del 22 de mayo, donde su voto fue claro y decisivo: se pronunció a favor del cese inmediato del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros.
Como resultado de su participación y alineación política, fue elegido vocal de la Primera Junta, el primer gobierno patrio. Aunque el texto sugiere su posible cercanía al partido del presidente Cornelio Saavedra, la información proporcionada destaca su fuerte apoyo a Mariano Moreno y sus propuestas de reforma, lo que lo posicionó en el sector más revolucionario dentro de la Junta.
Un momento clave que ilustra su carácter y sus convicciones fue su voto en contra del fusilamiento de Santiago de Liniers. A pesar de que esta medida fue impulsada por el sector morenista al que apoyaba, y firmada por todos los demás miembros de la Junta, Alberti se mantuvo firme en su oposición, probablemente debido a su condición sacerdotal.
Manuel Alberti también contribuyó activamente desde el ámbito de la comunicación, siendo redactor de la Gazeta de Buenos Ayres. Desde las páginas de este periódico, respaldó las decisiones y medidas adoptadas por la Junta, con la única y notable excepción de su postura sobre el fusilamiento de Liniers.
Otro episodio relevante fue la votación sobre la incorporación de los diputados provenientes del interior, una decisión que transformaría la Primera Junta en la Junta Grande. Aunque esta vez votó a favor (al igual que todos los vocales, a diferencia de Moreno), el texto aclara que su apoyo se basó en la conveniencia política del momento, marcando un punto de divergencia táctica con Mariano Moreno.
El Trágico Final y el Misterio de sus Restos
La intensa actividad y las tensiones propias de los primeros tiempos de la Revolución tuvieron un costo. El 31 de enero de 1811, apenas unos días después del alejamiento de Mariano Moreno, Manuel Alberti protagonizó una discusión con el deán Funes en los patios del Cabildo. Inmediatamente después de este altercado, sufrió un repentino síncope cardíaco que le causó la muerte.
Fue el primero de los miembros de la Primera Junta en fallecer, un evento que llevó a la necesidad de cubrir su vacante en el gobierno.
Según la información disponible, Manuel Alberti fue enterrado en la iglesia San Nicolás de Bari. Esta iglesia se encontraba en un lugar que hoy es emblemático de la ciudad de Buenos Aires: el sitio donde actualmente se erige el Obelisco.
Sin embargo, el destino final de sus restos está rodeado de misterio. Cuando la iglesia de San Nicolás de Bari fue demolida para permitir la construcción del Obelisco y reconfigurar esa área urbana, lamentablemente, los restos de Manuel Alberti se perdieron. A diferencia de otros próceres de la época cuyos lugares de descanso final son conocidos y venerados, el paradero exacto de los restos de este vocal de la Primera Junta permanece desconocido.
¿Dónde Descansan los Próceres de la Primera Junta?
El destino de los restos de los hombres que protagonizaron la Revolución de Mayo varía significativamente. Mientras algunos descansan en lugares conocidos, el de Manuel Alberti es una excepción.
| Miembro de la Primera Junta | Destino de sus Restos (Según el texto) |
|---|---|
| Cornelio Saavedra | Cementerio de la Recoleta |
| Juan José Castelli | Iglesia de San Ignacio |
| Manuel Belgrano | Mausoleo del Convento de Santo Domingo |
| Miguel de Azcuénaga | Cementerio de la Recoleta |
| Manuel Alberti | Se perdieron tras la demolición de la iglesia San Nicolás de Bari |
| Domingo Matheu | Cementerio de la Recoleta |
| Juan Larrea | Fue enterrado en Recoleta, pero se desconoce la tumba |
| Mariano Moreno | Arrojado al mar en altamar |
| Juan José Paso | Cementerio de la Recoleta |
Esta tabla comparativa resalta el particular caso de Manuel Alberti, cuyos restos se perdieron, y el de Mariano Moreno, cuyo cuerpo tuvo un destino aún más singular al ser arrojado al mar.
Preguntas Frecuentes sobre Manuel Alberti
Aquí respondemos algunas preguntas comunes sobre la vida y el destino de Manuel Alberti:
¿Qué estudió Manuel Alberti?
Manuel Alberti estudió teología y cánones en la Universidad de Córdoba, obteniendo el doctorado en ambas disciplinas en 1785. Previamente, realizó estudios iniciales en el Real Colegio de San Carlos en Buenos Aires.
¿Era Manuel Alberti el único sacerdote en la Primera Junta?
Sí, según la información proporcionada, Manuel Alberti fue el único sacerdote que conformó la Primera Junta de Gobierno de 1810.
¿Cuál fue su postura en la Primera Junta?
Aunque fue elegido vocal presumiblemente cercano a Cornelio Saavedra, Alberti apoyó activamente las ideas reformistas de Mariano Moreno. Notablemente, votó en contra del fusilamiento de Santiago de Liniers, a pesar de que fue una decisión impulsada por el sector morenista.
¿Dónde fue enterrado Manuel Alberti?
Inicialmente, Manuel Alberti fue enterrado en la iglesia San Nicolás de Bari en Buenos Aires.
¿Dónde se encuentran sus restos actualmente?
Lamentablemente, cuando la iglesia San Nicolás de Bari fue demolida para la construcción del Obelisco, los restos de Manuel Alberti se perdieron. Su paradero actual es desconocido.
¿Cómo murió Manuel Alberti?
Manuel Alberti murió el 31 de enero de 1811 a causa de un repentino síncope cardíaco, que ocurrió poco después de una discusión con el deán Funes en el Cabildo.
Legado y Memoria de un Prócer
La figura de Manuel Alberti es fundamental para comprender los primeros pasos de la Argentina independiente. Su formación académica, su dedicación eclesiástica, su valentía para adherir a la causa revolucionaria y su participación activa en el primer gobierno patrio lo destacan como un personaje de gran relevancia histórica.
Aunque el misterio rodea el destino final de sus restos, su legado como vocal de la Primera Junta, redactor de la Gazeta y hombre de profundas convicciones permanece indeleble en la historia argentina. Su vida nos recuerda las complejidades y desafíos que enfrentaron los próceres en la construcción de una nueva nación.
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