30/05/2024
En un mundo cada vez más concentrado en entornos urbanos y con la proliferación de opciones de ocio dentro de las ciudades, la conexión de la infancia con la naturaleza se ha visto significativamente reducida. A menudo, el único contacto que muchos niños tienen con el entorno natural se limita a salidas esporádicas o actividades escolares puntuales. Sin embargo, la montaña, el campo, los bosques, las playas… son ecosistemas vitales que forman parte esencial de nuestro planeta y son fundamentales para nuestros ciclos de vida y bienestar.
Ante esta realidad, ha surgido un interés creciente en el ámbito educativo por reincorporar y potenciar la interacción de los niños con el medio ambiente. Se reconoce que estos entornos no solo son importantes por sí mismos, sino que también favorecen un desarrollo infantil óptimo en múltiples facetas. Una de las respuestas pedagógicas a esta necesidad es la línea educativa conocida como “Forest School”.
¿Qué son las Forest Schools?
Las Forest School son una propuesta educativa que consiste en llevar a cabo actividades pedagógicas específicas en el medio natural. Están diseñadas tanto para niños como para adultos, con el objetivo primordial de conocer el entorno, fomentar un aprendizaje basado en la experiencia directa y promover el desarrollo de habilidades sociales y competencias personales esenciales para el crecimiento. No se trata simplemente de una excursión; es una metodología educativa estructurada donde la naturaleza se convierte en el aula principal.
Orígenes y Evolución de las Clases al Aire Libre
Aunque la idea de utilizar el entorno natural para la educación pueda parecer reciente, las experiencias de clases al aire libre tienen una historia interesante. Se conocen antecedentes en Estados Unidos, con una experiencia documentada en Wisconsin que data de 1927. Sin embargo, en Europa, los países que realmente lideraron y popularizaron esta tendencia pedagógica fueron los Países Nórdicos. Desde la década de 1950, estas naciones han integrado las actividades escolares en el entorno natural cercano como un componente inherente de sus programas educativos, sentando las bases de lo que hoy conocemos de forma más amplia.
Metodología y Orientación Curricular
La metodología de las Forest School es flexible y personalizable, adaptándose a la orientación pedagógica específica de cada centro educativo que la implementa. No obstante, existen pautas comunes. Generalmente, se contempla una duración mínima para las actividades, sugiriendo la realización de una sesión semanal durante un periodo inicial de al menos seis semanas para poder apreciar sus efectos. Un aspecto clave para el éxito de esta metodología es la formación de los docentes. Se recomienda ofrecer una formación previa a los educadores para que puedan integrar eficazmente las actividades en el medio ambiente dentro de su currículo habitual, viéndolo no como un extra, sino como una parte fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje.
La orientación curricular en las Forest Schools es eminentemente integral. Se trabaja de forma transversal y en equipo, conectando diferentes disciplinas y asignaturas. El medio natural ofrece un laboratorio perfecto para la adquisición de conocimientos en áreas como la biología, la botánica, el medioambiente, la geografía, y muchas otras. El entorno permite abordar tanto el currículo explícito (los contenidos académicos tradicionales) como el currículo oculto (valores, actitudes, habilidades). Más allá de la mera adquisición de información, el objetivo principal es construir una personalidad resiliente, creativa y con habilidades y actitudes cada vez más valoradas en la sociedad actual.
Beneficios Múltiples de la Educación en la Naturaleza
Los beneficios de llevar a cabo tareas educativas en entornos naturales como bosques, campos, ríos o playas son extensos y van mucho más allá del aprendizaje académico. Se ha demostrado que la educación al aire libre impacta favorablemente en diversos aspectos del desarrollo infantil:
- Desarrollo de la creatividad: El entorno natural, con su riqueza sensorial y sus elementos cambiantes, estimula la imaginación y la capacidad de inventar y resolver problemas de formas novedosas.
- Mejoras en la capacidad de razonamiento, observación, atención y concentración: Estar en la naturaleza fomenta la observación detallada del entorno, la identificación de patrones, y requiere una atención sostenida a los detalles del medio, mejorando la concentración de forma natural.
- Desarrollo de habilidades sociales y personales: El trabajo en equipo para superar pequeños desafíos del entorno, la necesidad de comunicarse en un espacio diferente y la interacción libre favorecen la colaboración, la comunicación y la autonomía.
- Expresión de sentimientos de cuidado, empatía y defensa del medio ambiente: El contacto directo y respetuoso con la naturaleza genera un vínculo emocional que se traduce en una mayor conciencia ambiental y un deseo genuino de cuidar y proteger el planeta.
Además de los beneficios cognitivos y de desarrollo personal, la educación en la naturaleza tiene importantes ventajas para la salud de los niños. Diversos estudios han puesto de manifiesto cómo el contacto con el medio natural contribuye al desarrollo del sistema inmunológico, promueve la incorporación de hábitos saludables relacionados con el ejercicio físico (el movimiento es natural y constante en estos entornos), favorece el consumo de alimentos de proximidad o “kilómetro 0” si se integran actividades de huerto o cocina natural, y se ha asociado con la reducción de problemas comunes como el asma y las alergias.
El Síndrome por Déficit de Naturaleza
En los últimos años, médicos y profesionales que trabajan con la infancia han comenzado a hablar del “síndrome o trastorno por déficit de naturaleza”. Este término describe los efectos negativos que la falta de contacto regular con el entorno natural puede generar en los niños. La obesidad, el estrés, la fatiga, la falta de concentración y otros problemas de salud física y mental se han relacionado con un estilo de vida excesivamente desconectado del medio ambiente del que formamos parte.
Las Forest School y otras iniciativas que integran el entorno natural como espacio educativo se presentan como un antídoto eficaz contra este síndrome. Está demostrado que, aunque vivamos en ciudades, los seres humanos somos parte de un ecosistema más amplio, y la interacción con él es intrínsecamente beneficiosa para nuestro bienestar físico, emocional y cognitivo.
Preguntas Frecuentes sobre las Forest Schools
- ¿Cómo se llaman las clases al aire libre?
- Generalmente, a las clases o programas educativos que se desarrollan de forma regular en el medio natural se les conoce como “Forest Schools” o escuelas en el bosque, aunque existen otras variantes y nombres según la metodología o el país.
- ¿Dónde se originaron las Forest Schools?
- Aunque hay antecedentes en Estados Unidos desde 1927, la tendencia pedagógica de las Forest Schools fue pionera y se popularizó en Europa, particularmente en los Países Nórdicos, a partir de la década de 1950.
- ¿Qué tipo de actividades se realizan en una Forest School?
- Las actividades son muy variadas y dependen del entorno y la edad, pero suelen incluir exploración del medio, construcción con elementos naturales, juegos sensoriales, identificación de flora y fauna, trabajo con herramientas bajo supervisión, creación artística con materiales naturales, y aprendizaje de habilidades prácticas relacionadas con la vida al aire libre.
- ¿Qué beneficios concretos aportan a los niños?
- Los beneficios son amplios: mejoran la creatividad, la capacidad de observación y concentración, el razonamiento, desarrollan habilidades sociales y de trabajo en equipo, fomentan la empatía hacia la naturaleza, y contribuyen a la salud física (sistema inmune, ejercicio) y mental (reducción del estrés).
- ¿Son seguras las Forest Schools?
- Sí, la metodología de las Forest Schools incluye una evaluación continua de riesgos en el entorno natural. Los educadores reciben formación específica para gestionar la seguridad, y las actividades se adaptan a la edad y habilidades de los participantes, promoviendo al mismo tiempo un aprendizaje responsable sobre cómo interactuar con el entorno natural de forma segura.
En conclusión, la línea pedagógica que potencia la educación en el entorno natural, como las Forest Schools, ofrece una valiosa oportunidad para reconectar a los niños con el mundo exterior. Frente al creciente distanciamiento de la naturaleza y los posibles efectos negativos que esto conlleva, aproximar a los niños a estos entornos no es solo una opción, sino una necesidad para su desarrollo integral y su salud a largo plazo. Animamos a padres, educadores y centros escolares a explorar e integrar estas metodologías que convierten el vasto y fascinante mundo natural en el aula perfecta.
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