¿Cuál es la teoría educativa de Agustín de Hipona?

Teoría Educativa de San Agustín de Hipona

20/06/2024

San Agustín de Hipona (354-430 EC) no solo fue una figura pivotal en la filosofía y teología cristiana, sino que también articuló ideas significativas sobre la educación que continúan siendo relevantes. Su pensamiento, influenciado por su propia trayectoria desde el paganismo y el maniqueísmo hasta el cristianismo, así como por su formación clásica en retórica, ofrece una perspectiva única sobre qué es valioso aprender, cómo se adquiere el conocimiento y cuál es el propósito último de la educación. A través de sus escritos y experiencias como maestro, Agustín delineó una teoría educativa arraigada en la búsqueda de la verdad y la unión con lo divino.

¿Cuál es la teoría educativa de Agustín de Hipona?
Agustín consideraba claramente la educación como una pasión y un proceso de apertura mental a las ideas y al pensamiento crítico («filosofía escéptica»). En ese sentido, todas las personas, independientemente de su clase social, deberían tener la oportunidad de recibir educación.
Índice de Contenido

El Valor del Conocimiento y las Habilidades

Para Agustín, el valor de lo que se aprende estaba profundamente ligado a la búsqueda de la verdad, que en última instancia, para él, residía en las Escrituras y las creencias cristianas. Si bien su conversión marcó un enfoque en la interpretación de los textos sagrados, su método de estudio y enseñanza promovía activamente el pensamiento crítico. Se le consideraba un defensor de la "filosofía escéptica", no en el sentido de duda universal, sino en el de examinar rigurosamente las ideas y los análisis, especialmente de las Escrituras, para asegurar que estuvieran sólidamente apoyados por el pensamiento lógico.

Las habilidades lingüísticas, particularmente la traducción, eran de gran importancia. Agustín reconocía que el acceso al conocimiento contenido en los libros dependía de la capacidad de traducirlos. Expresó admiración por la traducción de textos hebreos y la dificultad de capturar el estilo y la sintaxis originales. Como antiguo maestro de retórica y gran admirador de Cicerón, también valoraba enormemente la comunicación oral. En una época donde los escritos eran limitados, la palabra hablada era un vehículo crucial para la transmisión del conocimiento. Disfrutaba de debates intelectuales, aunque criticaba con firmeza a otros escritores u oradores si sus argumentos carecían de lógica o fundamento.

Aunque más conocido por su filosofía y teología que por las matemáticas, su obra La grandeza del alma demuestra un uso significativo de la geometría, sugiriendo que también veía valor en el estudio de disciplinas como esta. En resumen, para Agustín, las palabras, tanto escritas como habladas, eran habilidades poderosas dignas de aprenderse.

El Propósito de la Educación: La Felicidad

Agustín tenía una meta educativa singular y poderosa: equiparaba la educación con la felicidad. Consideraba que la ignorancia era la verdadera infelicidad y que el alma crece a través del aprendizaje. Así, el objetivo fundamental de la educación no era meramente la acumulación de datos o habilidades prácticas, sino un camino hacia una vida plena y feliz, que para él implicaba una unión más cercana con Dios. El propósito último del conocimiento era siempre alcanzar esta felicidad.

La Naturaleza del Conocimiento

Agustín concebía el conocimiento como el producto de un proceso de aprendizaje. Este proceso implicaba la recopilación de información (leyendo o escuchando a oradores eruditos), lo que él llamaba "razonamiento", y el examen de esta información sobre un tema dado, a lo que se refería como "razón", para desarrollar "conocimiento" (formar conclusiones o puntos de vista). Sin embargo, tras una profunda reflexión, llegó a la conclusión de que debe existir cierto conocimiento innato para iniciar este proceso de "razonamiento/razón".

Distinguía claramente entre la razón y el razonamiento. La razón es una especie de "visión mental", la capacidad de la mente para ver un objeto. El razonamiento, en cambio, es la "búsqueda" de la razón, el movimiento de esa visión sobre los objetos que deben ser vistos. Cuando la visión mental (razón) se dirige a un objeto y lo ve, eso es conocimiento. Cuando la mente enfoca su vista pero no ve, eso es no-saber o ignorancia.

La sabiduría, según su perspectiva, era el conocimiento de aquellas cosas humanas y divinas que conducen a una vida feliz. El propósito del conocimiento estaba siempre orientado a la unión con Dios.

Conocimiento vs. Creencia

Agustín diferenciaba el conocimiento de la creencia. La creencia se aplica a cosas que uno admite creer en lugar de saber con certeza, especialmente eventos históricos o relatos que no se han verificado mediante un razonamiento profundo. Citando al profeta: "Si no creéis, no entenderéis", Agustín argumentaba que si no hubiera diferencia, el profeta no habría dicho eso. Lo que él entendía, también lo creía, pero reconocía la utilidad de creer muchas cosas que no sabía. La creencia no se alcanza mediante un "razonamiento profundo".

Concepto Definición según Agustín Adquisición
Conocimiento Producto del proceso de aprendizaje; la visión mental (razón) dirigida a un objeto que se ve. Incluye conocimiento innato. Se alcanza mediante la razón y el razonamiento, examinando información.
Creencia Aceptación de algo como verdadero, especialmente eventos o relatos, sin alcanzarlo por "razonamiento profundo". Se acepta como útil o necesario, incluso sin saberlo directamente.

Error vs. Mentira

Para Agustín, un error era un fallo no intencional, sin malicia, que ocurre por esfuerzo o previsión insuficientes. Un autor, por ejemplo, puede escribir algo con previsión o conocimiento insuficientes, y eso merece ser condenado incluso por él mismo. Una mentira, en cambio, implica la intención. Se miente si se dice lo que se piensa que es falso con el propósito de inducir la creencia en lo que se piensa que es verdadero, o si se dice lo que se piensa que es verdadero con el propósito de inducir la creencia en lo que se piensa que es falso (engaño). Se puede evitar mentir diciendo lo que se piensa que es verdadero sin el propósito de inducir la creencia en algo distinto a lo que se dice.

La Naturaleza Humana

La principal diferencia entre un ser humano y otras especies, según Agustín, reside en el hecho de que el ser humano posee un alma. Dedicó un libro completo, La grandeza del alma, a este tema. Consideraba al ser humano como un animal racional, aunque mortal, y una combinación de alma y cuerpo. Las aflicciones o males son resultado del mal, pero el alma racional habita en los miembros del cuerpo y es castigada por estas aflicciones. En cuanto a los límites del potencial humano, Agustín predicaba que las personas no podían cambiar sus caminos pecaminosos a menos que fueran ayudadas por la gracia de Dios, la cual creía que Dios elige conceder solo a ciertos individuos.

El Proceso de Aprendizaje

Agustín veía el aprendizaje como un proceso que conduce al conocimiento o a la ignorancia. Este proceso tiene varios componentes clave. Primero, el uso de los sentidos, como los ojos para leer o los oídos para escuchar. Segundo, el uso de la mente, que emplea la razón y el razonamiento. Como se mencionó, la razón es la visión mental, mientras que el razonamiento es la búsqueda de esa visión sobre los objetos a ser vistos.

Las habilidades y el conocimiento se adquieren a través del estudio de las palabras escritas y habladas, y de la interacción con personas eruditas. Agustín creía firmemente en la importancia de esta interacción. Sus cartas, por ejemplo, muestran cómo se relacionaba con hombres inteligentes, estudiantes y figuras eruditas de su tiempo como Jerónimo, participando en debates y respondiendo preguntas. Consideraba que la escolarización formal era también un método importante para adquirir habilidades y conocimiento.

La Transmisión del Conocimiento

Existe una aparente tensión en los escritos de Agustín sobre quién es el verdadero maestro. En su obra El Maestro, concluye que los hombres no pueden enseñarse unos a otros; solo Dios es el maestro. Sin embargo, reconcilia esto aceptando que las palabras del hombre son un mecanismo que Dios utiliza para enseñar. El propósito de hablar, según él, es únicamente enseñar.

Los métodos de transmisión incluían la escolarización formal, donde él mismo fue profesor de retórica. Reconoció la importancia de las escuelas en una época con libros limitados. Aunque mostraba gran interés por la palabra escrita, se sentía frustrado por los problemas de traducción entre diferentes idiomas, solicitando esfuerzos para traducir escritos griegos sobre las santas escrituras.

¿Dónde estudió y trabajó San Agustín de Hipona?
Agustín nació en el 354 EC en la ciudad de Tageste, Numidia (actual Argelia), y asistió a la escuela tanto en Madaura como en Cartago, donde estudió gramática y retórica. Mientras que su madre era cristiana, su padre era pagano y luego se convirtió, posiblemente en su lecho de muerte, al cristianismo.

En cuanto al currículo, Agustín sostenía que eran necesarios estudios más amplios que solo la Biblia. Un estudioso bíblico, argumentaba, necesitaba conocer algo de historia, geografía, ciencias naturales, matemáticas, lógica y retórica. Esta visión de un currículo amplio refleja su propia formación y la necesidad de herramientas intelectuales para comprender mejor el mundo y las escrituras.

Sociedad e Instituciones Educativas

Agustín no dejó un "plan" detallado para la sociedad terrenal (la "civitas terrena"). Sus ideas sobre la sociedad se vislumbran en La ciudad de Dios, donde contrasta la ciudad terrenal, a menudo impulsada por el deseo de dominación, con la Ciudad de Dios, donde los ciudadanos se sirven unos a otros con caridad. No era optimista sobre las estructuras políticas de su tiempo, percibiendo a veces el Imperio Romano y las instituciones políticas como organizaciones sedientas de poder y opresoras.

En el proceso educativo, la familia era una institución crucial. Agustín dedicó tiempo considerable a educar a su propio hijo, Adeodato, a quien consideraba de gran talento. La Iglesia, dada la importancia de la religión, era vista como una maestra potencialmente importante. Sin embargo, Agustín era un crítico combativo de la ortodoxia católica en ciertos aspectos y despreciaba la falta de educación e investigación crítica entre algunos obispos de su tiempo. Aunque las universidades existían, no se encontraron opiniones firmes de Agustín sobre su papel específico en la información proporcionada.

Oportunidad Educativa

Agustín creía que todos debían tener la oportunidad de ser educados. Su propio origen familiar no era de alta cultura; la cultura que adquirió fue a través de la educación. Consideraba la educación como una pasión y un proceso para abrir la mente al pensamiento crítico ("filosofía escéptica"). No era un elitista y no reservaba su tiempo solo para aquellos que consideraba "dignos". Predicaba sin restringir sus ideas por miedo a que no fueran comprendidas por algunos miembros de su congregación. Aunque la información no especifica claramente el estatus de las mujeres en la educación formal, sus cartas a monjas y hermanas sugieren que las trataba como iguales a los hombres en discusiones eruditas sobre obras cristianas.

Aunque su propia experiencia con la escolarización formal en la infancia no fue agradable, veía valor en ella (como se desprende de su visión sobre el currículo). Las ideas sobre quién debe ser educado parecen aplicarse también a quién debe ser escolarizado.

El Consenso y el Desacuerdo

Agustín identificó varias razones por las que las personas discrepan. Estas incluyen diferencias intelectuales (experiencia, conocimiento), errores, mentiras y problemas de traducción lingüística. Sin embargo, muchos desacuerdos, especialmente en materia religiosa, estaban más arraigados en la autoridad. Él mismo experimentó esto en sus controversias, como la campaña anti-donatista, donde la razón y los buenos modales no siempre lograban el consenso frente a posiciones de autoridad.

El consenso, según Agustín, podía alcanzarse a nivel intelectual si una controversia se discutía honestamente entre individuos eruditos que practicaban legítimamente la "filosofía escéptica". Respetaba las opiniones de tales individuos. Sin embargo, era consciente de que las luchas de poder, tanto en la Iglesia como en el gobierno, a menudo se resolvían basándose en la posición de autoridad más que en los méritos intelectuales. La cuestión de cuya opinión prevalece estaba intrínsecamente ligada al problema de la autoridad, especialmente al discriminar entre diferentes afirmaciones de autoridad (divina frente a pagana) sin la guía de la razón.

Preguntas Frecuentes sobre la Teoría Educativa de Agustín

¿Cuál era el principal objetivo de la educación para San Agustín?

El principal objetivo era la felicidad, que Agustín equiparaba con la educación. Creía que el alma crece aprendiendo y que el propósito último del conocimiento era alcanzar una vida feliz mediante una unión más cercana con Dios.

¿Cómo distinguía Agustín entre conocimiento y creencia?

El conocimiento es el resultado del "razonamiento" y la "razón", una visión mental clara. La creencia, en cambio, es aceptar algo como verdadero (como relatos históricos) sin haberlo alcanzado por un "razonamiento profundo". La creencia es útil, incluso necesaria para entender.

¿Quién creía San Agustín que era el verdadero maestro?

Agustín concluyó que solo Dios es el verdadero maestro de los hombres. Sin embargo, aceptó que las palabras humanas y los maestros terrenales son un medio a través del cual Dios enseña.

¿Qué temas consideraba Agustín importantes para el currículo?

Además de las Escrituras, Agustín abogaba por un currículo amplio que incluyera historia, geografía, ciencias naturales, matemáticas, lógica y retórica, considerando que eran necesarias para una comprensión completa.

¿Creía Agustín que la educación debía ser solo para la élite?

No, Agustín no era un elitista. Creía que todas las personas, independientemente de su origen social, debían tener la oportunidad de ser educadas, ya que la educación abre la mente y conduce a la felicidad.

La teoría educativa de San Agustín de Hipona es un reflejo de su vasta obra filosófica y teológica. Al vincular el aprendizaje con la búsqueda de la verdad, la felicidad y la conexión con lo divino, proporcionó un marco que influyó profundamente en el pensamiento educativo medieval y posterior. Su énfasis en el pensamiento crítico, la importancia del lenguaje y la interacción con mentes cultivadas, así como su visión de un currículo amplio, siguen siendo puntos de reflexión valiosos en el ámbito de la educación.

Si quieres conocer otros artículos parecidos a Teoría Educativa de San Agustín de Hipona puedes visitar la categoría Educación.

Subir